MUSEO - COLECCIÓN PERMANENTE

Esta casa es sin dudas la pieza mas importante de este pequeño Museo. Sus espacios interiores rodeados de gruesas paredes de piedra, con su patio central “entoldado” por una parra añeja, mantienen una proporción espacial plena de revelaciones o sorpresas estéticas y visuales que le aumentan su gracia esencial y primitiva. El lugar ha sido cuidadosamente decorado con muebles y antigüedades traídas por el artista desde Europa y América, en su mayoría de las Misiones Jesuiticas de Paraguay, Perú y Bolivia.
Su apetito de coleccionista no pudo descuidar el continuo buscar de objetos, documentos, testimonios, que alimentaron lo que él llamó “mi propio paisaje íntimo de afectos y goces estéticos” y que además dieron lugar a la creación del Museo del Azulejo en esta misma calle, y el Museo de Arte Americano de Maldonado en Punta del Este.
Como dijo Jorge Páez:“La restauración la hice no bien la compré, en 1975, respetando los planos originales para dejar al descubierto su estructura primitiva de 1850 y enriqueciendo las partes de carpintería y rejas con puertas y elementos decorativos de su misma época, que traje del viejo Paraguay colonial, de Perú, Bolivia, y de remates en Uruguay."
“Mi idea es que la casa sea coherente con su historia y estilo, que no ofenda su calidad, austeridad y atmósfera con elementos ajenos a su genética."
Esta “casinha portuguesa”, refugio soñado donde conviven muebles misioneros, cuadros de temas históricos, tallas religiosas y antiguos elementos decorativos es hoy un espacio que abrimos para su homenaje, donde puede apreciarse parte de su obra pictórica, y tomar contacto con la historia de su vida.

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Algunas obras del artista J.P.V.

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